lunes, 5 de octubre de 2009

Al Pacino según Platón

Hace unos meses, en la universidad tuvimos la asignación de dibujar un retrato a lápiz. Para ese trabajo debíamos recurrir a fotos en blanco y negro, preferiblemente, ya que éstas por lo general acentúan más los contrastes de luz y sombra, cosa que es muy cierta ya que le da a la imagen cierto dramatismo que a veces la policromía no permite apreciar.

Bueno, revisando algunas revistas “Foto” (publicación española, alta recomendación a ojos cerrados) me topé con una serie de retratos fotográficos que desde hace tiempo quería trabajar con ellos, ya que son geniales y se perciben a profundidad los detalles, como si se tratara de escudriñarlas con lupa. Son impresionantes. Pertenecen a un fotógrafo inglés de nombre Platón Antoniou, famoso por sus trabajos en el mundo de la publicidad y muestras de parajes mundiales. De acuerdo al artículo de la revista, las muestras de estos retratos pertenecen a una publicación suya la cual llamó curiosamente “Platon´s Republic”, un compendio de retratos a famosos de todos los géneros (artistas, políticos, etc.) que supongo debe ser puro lomito. Me prometí algún día buscarla y si alcanza el bolsillo llevarme un ejemplar.

El retrato que escogí fue el del actor (a quien admiro mucho) Al Pacino, donde se nos muestra ya como un hombre de edad madura, con facciones fuertes, nutridas imperfecciones y un cabello que según muchos conocidos se parece al mío. Vaya honor, aunque el tipo parezca un vagabundo… No, es broma.

Esta fue una interpretación a lápiz de la fotografía de Platón, que de verdad, me levanto el sombrero ante su lente.

sábado, 3 de octubre de 2009

La Puerta de Alcalá y La Plaza Mayor de España. Sketches y la presentación final

En esta oportunidad, quiero presentarles el grato trabajo realizado para las ilustraciones de dos famosas locaciones en España: La Puerta de Alcalá y La Plaza Mayor, las cuales fueron ideadas para la campaña de una agencia publicitaria (no citaré su nombre por razones ajenas, aunque aprecio mucho a estas personas) que, motivado a cambios de dirección por parte del cliente, no se publicaron. Sin embargo, mi deseo aquí es presentarlo.

El estilo de estas ilustraciones sigue la línea de dibujos intencionalmente rough (término inglés que traduce a “boceto”), posteriormente delineados con plumilla y editados en Photoshop. Claro, al pasar por la plumilla dejan de ser bocetos, pero no ahondaremos en detalles teóricos aquí.

En el caso de La Puerta de Alcalá, me enfrenté a una rápida decisión (el tiempo me lo exigía, ya que hecho parte del dibujo no quería estropear lo que tenía listo) de trabajar la grama y la estructura del arco a partir de dos máscaras separadas manualmente, que fueron editadas a computadora… El resultado fue bastante satisfactorio.

Con La Plaza Mayor, me permití la idea de desarrollar tres muestras legadas a sus tres etapas: a) rough a lápiz, b) pasado en limpio con la plumilla, y c) luego coloreado con pastel mediante la edición de computadora. En esta última fase, no coloreé directamente sobre la Plaza sino encima, porque también esta fue una decisión de rápido viraje ¿Quedó interesante, no?

domingo, 27 de septiembre de 2009

Primero pienso. Luego me doy con la mano y el papel ¿O al revés?

Quizá para muchos, dibujar es un asunto que está muy ligado a la antigua confrontación de la hoja en blanco. La batalla de siempre. Tenemos todos los implementos para bosquejar y al final terminar con una posible obra de arte pero… no encontramos la inspiración, tenemos una idea vaga, las formas, los colores, pero definitivamente no hallamos el punto de encuentro para empezar con la obra. Una respuesta a este problema: tal vez ninguna.

Es muy probable (no, perdón, es un hecho) que todo se basa en la firme decisión de agarrar el lápiz, el carboncillo o lo que sea y medirse ante el silencio del papel (que es la mente, o bien el oído atento que no tiene ni pizca de idea de lo que quieres hacer) Porque ella aguanta todo. Hay que deshacerse de viejos prejuicios que impiden trabajar con fluidez y comodidad. Dejar el juez que vive dentro de uno, el pesimista y lleno de peros, el que te dice: “Mejor deja eso que es muy difícil. Ponte a ver la televisión”. No hay que olvidar que dibujar y pintar es un acto vivificador de trabajo libre, con disciplina y método, sí, pero también con ese encuentro fraterno del espíritu sensible con las ideas de la vida.

Lo más importante es que nos llenemos de resolución y trabajemos sin cesar, buscando lo que deseamos expresar, independientemente de la técnica empleada. Muchas veces, en el camino, uno despeja y aclara más las ideas que se desplazan a través de nuestra mano. Hasta pueden nacer muchas más ideas. Si al principio no se cumplen las expectativas, pues piense en esto: Ningún deportista, artista, médico, ingeniero, etc., logra la excelencia sin antes practicar con dedicación, entusiasmo y disciplina. La verdad, practicar, es parte del trabajo.

Entonces, cuando pase por nuestra mente esa misma cuestión sobre si antes es mejor pensar, después dibujar o al revés, líbrese de dudas bizantinas y agarre su lápiz y el papel. Haga rayones, círculos, cubos, planos, lo que sea, y hermánese con su espíritu que es muy seguro tiene ganas de ver plasmado lo que tiene por dentro.